Por Economía del Conocimiento se entiende al conjunto de aquellas actividades económicas que precisan un intensivo aporte del conocimiento (ciencia y tecnología) para generar valor y ofrecer nuevos productos y servicios, que pueden ser utilizados por todas las ramas de la producción. Algunos ejemplos son: la industria del software, producción o postproducción audiovisual, biotecnología, servicios geológicos y de prospección, servicios relacionados con la electrónica y las comunicaciones, servicios profesionales, nanotecnología y nanociencia, industria aeroespacial y satelital o tecnologías espaciales.
¿Cuál es su importancia política?
En las políticas y programas implementados en 2021, por varios gobiernos, tanto a nivel nacional como provincial y municipal, de diferentes colores políticos, se puede entender la relevancia que adquiere la economía del conocimiento, comprendiendo que apunta a mejorar diferentes variables de la economía: exportaciones, ingreso de divisas, generación de empleo, aumento de la producción y valor agregado.
Algunos indicadores relevantes de este año: se logró alcanzar a casi 25 mil trabajadoras y trabajadores con los beneficios de las contribuciones patronales; 700.000 personas se inscribieron para aprender a programar; fueron otorgados $8.200 millones en beneficios fiscales para 360 empresas que ya están en el Régimen de Promoción; más de $4.000 millones fueron otorgados, 620 proyectos aprobados y 14 programas e iniciativas lanzados, también se otorgaron $283 millones en beneficios fiscales para empresas que aplican la biotecnología en el agro, la salud y la sanidad animal. Y por último se destinaron $950M para el desarrollo de 68 proyectos de Nodos de la Economía del Conocimiento, son iniciativas presentadas por 19 gobiernos y entes provinciales, 29 municipios y 20 polos o clústers que recibirán aportes no reembolsables (ANR).
¿Qué es un ANR?
Se trata de Aportes No Reembolsables (ANR), que tienen por objetivo cofinanciar proyectos de innovación tecnológica realizados por micro, pequeñas y medianas empresas a través de subvenciones que cubren un porcentaje del costo del proyecto. La empresa beneficiaria deberá aportar el porcentaje restante. Representan incentivos generados por el Gobierno para promover aquellas áreas estratégicas de relevancia para la economía nacional.
¿Qué entienden los expertos del caso argentino?
Según Galeazzi (2020) “…necesitamos una política pública que nos permita crecer ya que enfrentamos un momento de riesgo y es importante que se tomen decisiones. O vamos a un liderazgo regional o hacia la disolución paulatina, y la clave es que haya políticas públicas, que es lo que hacen el resto de los países…en la economía del conocimiento hay un vector de crecimiento. La promoción de la Economía del conocimiento crea, sin costo fiscal, una base de ingreso que podría pagar la deuda externa del país, en pocos años, aplicando una política inteligente…”
Actualmente la industria busca nuevos perfiles. Se estima que hay un 40 % de mano de obra faltante, lo que representa una gran oportunidad para diferentes tipos de organizaciones (gubernamentales y privadas).
Aprovechar los estímulos anteriormente mencionados sería de gran relevancia, por eso el Gobierno Nacional creó un Registro de Articuladores de la Economía del Conocimiento para vincular a municipios, empresas, ongs, y provincias con los diferentes Programas creados a tal efecto.